Echo de menos mi etapa de estudiante.
Descubrí que, como yo, había gente que deseaba ir a todas las clases para
aprender cosas nuevas de Geología. No todos los profesores tenían la capacidad
de ilusionar a sus alumnos; algunos todo lo contrario. Formamos un equipo, no
para jugar al fútbol sino para comprobar sobre el terreno lo que nos contaban
en las aulas. Resultó esencial,… a pesar de la dependencia que al final
sentíamos por explorar sitios nuevos.
La verdadera atracción por la
Paleontología llegó de la mano de nuestro profesor de Cristalografía en la
Universidad de Salamanca, D. Emiliano Jiménez. Era honroso comprobar la pasión
que ponía en las explicaciones de las formas cristalográficas, más aún cuando
describía las apasionantes historias de los quelonios en la cuenca del Duero.
Emiliano nos animó a participar en
excavaciones, visitar yacimientos y asistir a congresos. La foto presenta el
momento cumbre de uno de esos congresos en Salas de los Infantes (Burgos), en
2004, cuando ese grupo de jóvenes estudiantes de geología no resiste la
tentación de fotografiarse con uno de los mayores especialistas en dinosaurios
saurópodos que existen: Jeffrey Wilson, hoy en la Universidad de Michigan.
Diez años después, J. Wilson nos
devuelve la foto en las instalaciones del Museo Paleontológico de Elche. Sigue
igual, juvenilmente ilusionado por los restos de saurópodos como el que ha
venido a estudiar a Elche, el saurópodo de Azenak (Níger). A pesar de su
gestión en España, esos estudiantes de hace 10 años, también seguimos igual de
ilusionados por la Geología. Y es que, lo que el campo ha unido, que no lo
separe la ciencia (o su gestión).
Ignacio Fierro
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